Difusores de aroma - Aromatización de espacios
Para mí la aromatización del hogar siempre había estado a cargo de inciensos y de aspersores a presión que podía encontrar en cualquier supermercado. Los baños, por su parte, tenían sus propias soluciones con productos que se instalan directamente en la taza, o con mecanismos de presión que habría que aplicar una vez se ha terminado con las labores allí realizadas.
Estaba acostumbrada a tener varios aromas en mi casa; que por una parte oliera a esencias de la India, mientras que por otro lado olía a melocotón o a cualquier otro perfume higiénico que podía identificarse con el efecto de haber ido al baño. Podría decir que era un salpicón de fragancias y pensaba que esas eran las mejores soluciones a mis necesidades.
Un día, me hablaron de un difusor para hogares que podía utilizar con el perfume que yo quisiera, con aromaterapia y cromoterapia incluida.
,Dice la leyenda que existe una piedra mágica en las praderas de occidente que es capaz de absorber parte del arcoíris y las fragancias de todo tipo de flores después de la refrescante lluvia de verano. Con el tiempo, la piedra va adquiriendo poderes y cuando es tocada suavemente libera partículas de colores y aromas de pétalos.
Fue entonces cuando conocí El maqui, mi piedra mágica, aquella que haría que la experiencia olfativa en mi hogar se transformara, que dejará de ser una solución a problemas, para convertirse en un elemento indispensable que crearía una ambientación y que me haría sentir diferente al no reconocer la misma fragancia en las casas de mis conocidos.
La llevé con felicidad a mi apartamento, seguí las instrucciones y en menos de 3 minutos la tenía funcionando. El proceso es muy fácil: se levanta la tapa, se llena de agua con el recipiente que viene dentro de la caja, se le ponen 8 gotas de fragancia o más, depende del gusto de cada persona, se cierra de nuevo, se conecta y con dos clicks sobre el botón de encendido comienza a funcionar. A los cinco minutos ya podía sentir el aroma por todo el espacio, noté inmediatamente cómo el ambiente se sentía diferente y cómo yo me sentía bien al percibir dicho aroma.
La dejé encendida porque quería saber cuánto duraba y qué pasaba cuando se acababa el líquido. Al cabo de 6 horas mi piedra emitió dos beeps y se apagó sólita, esto me tranquilizó, podía salir de mi hogar sin preocuparme por tenerla encendida, y el dispositivo duraba más que cualquier otro elemento, más que un incienso, mucho más que un pebetero y además, es seguro.
Quería seguir haciendo pruebas con El Maqui, así que la llevé a la casa de mis papás donde el olor a cigarrillo es una constante. Sabía que para mi mamá es difícil combatir ese aroma y que las soluciones hasta ahora probadas no tenían los efectos que ella esperaba. Si mi piedra funcionaba allí, de verdad que sería mágica. Se las presté unos días a ver cómo se sentían, al cabo de una semana volví de visita y les pregunté por su experiencia. Mi mamá estaba feliz, su casa ya no olía a cigarrillo, no podía creer que cada vez que abre la puerta la recibe un olor agradable, una fragancia que invita a seguir. Yo por mi parte, pude percibir lo mismo, la casa de mis papás yo no olía a lo de siempre, ahora olía bien y me daban ganas de quedarme, cosa que antes no me sucedía.
Mi intención es adquirir otras fragancias, jugar con las posibilidades que me ofrecen, entender para qué sirve cada una y usarlas de acuerdo a mi estado de ánimo.
Sin duda alguna El maqui es una experiencia sensorial, es más que aromatizar una casa, es más que quitar el mal olor, es producir un ambiente agradable, es una forma de sentirnos bien.
Por: Silvana Piedrahíta